¿Por qué es diferente ir al psicólogo que hablar con un amigo o familiar?
Hablar con alguien de confianza puede ser un gran alivio, pero no siempre es suficiente para resolver lo que nos genera malestar. Un psicólogo no solo escucha: analiza, orienta y acompaña desde una perspectiva profesional y basada en evidencia. En este artículo exploramos por qué la terapia es un espacio único y cómo puede ayudarte a trabajar lo que te está afectando.
Por Lic. Ps Marlene Schneider Móttola
3 de noviembre de 2025

¿Por qué si tengo amigos igual necesito un psicólogo?
Es una pregunta muy común. Amigos y familiares son un apoyo fundamental: nos contienen emocionalmente, nos entienden y aportan afecto. Sin embargo, a veces esa escucha no es suficiente para tratar lo que nos está afectando en profundidad: patrones de pensamiento, bloqueos emocionales, inseguridades, miedos o comportamientos repetitivos que no logramos modificar solos.
Acudir a terapia no es porque falte afecto, sino porque necesitamos una mirada neutral, profesional y enfocada en nuestra salud mental. Porque a veces, no sabemos qué hacer con eso que nos pasa.
El psicólogo: más que un “buen oyente”
Un psicólogo no solo está ahí para escucharte atentamente. Está formado para:
Identificar creencias limitantes, pensamientos distorsionados o ciertos patrones que pueden estar afectando tu bienestar.
Ofrecer herramientas para gestionar emociones, resolver conflictos o enfrentar situaciones difíciles.
Guiarte en un proceso de autoconocimiento y cambio personal.
Acompañarte de manera ética, empática y profesional.
A diferencia de un amigo o familiar, el psicólogo no está implicado emocionalmente en tu vida, lo que le permite ver lo que a vos (o a tu entorno) se les escapa.
¿Qué límite no puede cruzar un amigo, pero sí un psicólogo?
Tus afectos tienen su propio punto de vista y son parte de tu historia. Por eso, pueden:
Aconsejarte desde un lugar personal o subjetivo.
Minimizar o sobreinterpretar lo que te ocurre según sus vivencias.
O incluso sentirse incómodos ante cierto tipo de vulnerabilidad.
En cambio, en terapia:
El espacio es 100% tuyo y libre de juicios.
Todo lo que compartís está protegido por el secreto profesional.
Podés explorar incluso lo que te cuesta poner en palabras con tu entorno.
No hay favoritismos ni expectativas: tu bienestar es la prioridad.
La importancia del encuadre terapéutico
Una de las diferencias clave entre hablar con un amigo y hablar con un profesional es el encuadre, es decir, las normas y el marco que sostienen la relación terapéutica. Este marco está pensado para tu seguridad emocional y para que el proceso tenga continuidad:
Sesiones en días y horarios fijos.
Honorarios claros.
Comunicación acorde a los tiempos terapéuticos.
Un espacio libre de interrupciones, con escucha activa y reflexión.
Este encuadre permite que la relación sea profesional, respetuosa y efectiva para lograr tus objetivos en terapia.
¿Qué resultados puedo esperar de la terapia?
A diferencia de una conversación casual, la terapia es un acompañamiento progresivo y con propósito. Entre muchas otras cosas, podrías:
Ganar mayor claridad emocional.
Ver tu historia y relaciones desde otra perspectiva.
Desarrollar autoconfianza y habilidades sociales.
Cambiar hábitos y pensamientos que te limitan.
Comprender y tratar síntomas como ansiedad, tristeza o baja autoestima.
La terapia te ayuda a construir una versión más auténtica y libre de vos mismo, desde un lugar de comprensión y autocuidado.
👉 Si estás pensando en iniciar un proceso terapéutico, recordá que estoy brindando atención virtual y presencial. Podés contactarme para coordinar una consulta o resolver tus dudas.